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CAPITULO 22
Secretos
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"Mi
madre se hundía en su propia miseria. Estaba muriéndose de depresión y
yo no podía hacer nada al respecto. Chris tenía apenas ocho años y le
afectó mucho ver como nuestra madre moría ante nuestros ojos. Era solo
un niño. Juré que nunca lo dejaría solo, lo protegí de todo lo que
pudiera hacerle daño pero no me di cuenta que me estaba destruyendo a mí
mismo."Repetí sus palabras una y otra vez en mi cabeza.
¿Cómo podía ser este Matthew el chico de aquella triste historia? La pena que ya venía sintiendo desde el comienzo se incrementó al intentar imaginarme en su lugar. Yo nunca podría soportarlo, me crié con una madre infantil y maduré demasiado rápido para mi edad, pero eso no se comparaba en absoluto con tener que cuidar de una madre deprimida al extremo y un hermano menor que se sentía culpable de las desgracias que caían sobre la familia.
No tuve un hermano de sangre pero los Cullen ya se habían convertido en mi familia y si alguien les hiciera daño, nunca me lo perdonaría. Emmett era el niño del hogar, el que traía alegría cada vez que el día se convertía en rutina y Nessie estaba de mal humor. Traté de no visualizarlo con el corazón roto, pero fue imposible. Si Emm entraba en depresión yo lo haría con él, porque mi corazón no era lo suficientemente fuerte como para soportar verlo en esa situación. Ni a él ni a ninguno de mis hermanos.
Luego mi mente volvió hacia Christopher. Él parecía el más maduro, un chico feliz y estable.
Dicen que las personas que han tenido una infancia difícil, son propensos a depresiones y la vida los golpea con más fuerza. Pues éste no era el caso de Chris, porque al mirarlo a los ojos no podías contemplarlo como vulnerable o sensible, el chico irradiaba pura felicidad.
Y su madre… debió haber sido horrible ver morir a su propia madre y no poder hacer nada para ayudarla. Incluso yo he deseado que mis padres fueran inmortales para no perderlos nunca, pero aquello sería condenarlos a la infelicidad.
Pasé un brazo por el hombro de Matt para darle consuelo. Supuse que se asombraría, pero la angustia de los recuerdos lo tenían tan sumido que no se movió.
Quería decirle algo, pero no sabía por dónde comenzar.
— No tenía a nadie que me ayudara a superarlo… — suspiró mientras se tapaba el rostro con sus manos.
— ¿Qué sucedió con tu padre? —pregunté, rehusándome a creer que aquel hombre pudiera abandonarlos a su suerte, aún con el lazo de sangre que los unía.
— Él era todo para mí. Lo admiraba como a nadie. —comenzó. Supe que sería una larga historia, pero la escucharía con gusto. Si Matt necesitaba alguien con quien desahogarse, yo estaría ahí para él. Después de todo, formaba parte de la familia. —Desde que tengo uso de razón, siempre he querido ser como él. Era militar, lo que me hacía admirarlo aún más; nos enseñó que su profesión era sinónimo de valentía, fortaleza… honor. Quería que siguiéramos sus pasos y yo estaba más que dispuesto a hacerlo aunque mi madre se opusiera. Nunca entendí porqué ella odiaba tanto la milicia, pero sé que tenía sus razones.
— ¿Nunca las descubriste? —interrumpí. Pero luego de pensarlo un poco, dejé de querer saberlo. Si yo estuviera en su lugar y teniendo en cuenta que, en su juventud, Edward quería servir a su pueblo y ser soldado, tampoco me hubiera agradado.
— No, ni siquiera después de mi conversión. —respondió torciendo el gesto. Luego retomó su historia, cerró los ojos y se adentró en los recuerdos —Mi padre era alemán y mi madre Inglesa. Él dejó su país para mudarse a Londres, pero tenía bien en claro dónde estaba su lealtad. Mi abuelo paterno ocupaba un cargo importante en la Milicia Alemana y convocó a mi padre para sucederlo. En esos tiempos éramos muy pequeños y creíamos que se trataba de algún enfrentamiento para mantener el honor de su Patria, para salvarlos. No teníamos ni idea de que en realidad se había convertido en un genocida.
Jadee de la impresión. Yo conocía bastante los hechos de la Segunda Guerra mundial y Alemania Nazi, los había estudiado en el instituto. Pero ¿Genocida? Aquella palabra tan dura tenía solo un significado para mí: Monstruo.
— Fue para mediados de la Segunda Guerra Mundial. Tú podrás imaginarte para donde iba el asunto. —gruñó. Escuché rechinar sus dientes, la ira volvía a él. —No sé mucho sobre esa época, no lo investigué, no escuché cuando la gente hablaba de aquello porque no quería aceptar en lo que mi padre se había convertido. De lo único que estoy al tanto es que él participó y aprobó el asesinato de mucha gente y de niños inocentes. Se transformó en un asesino, Bella. Ya no tenía corazón.
Apreté el agarre de mi mano en su hombro. Si pudiera llorar, mi rostro estaría empapado.
Agradecí a los cielos por tener un padre tan bueno como Charlie. Aunque no habíamos estado muy unidos en mi infancia y adolescencia, sabía que me amaba y que era un hombre bueno. Su trabajo era proteger a las personas y a su familia. Él daría su vida por mí y si en algún momento la mía se encontrara en riesgo, él sin dudar haría lo que fuera para garantizar mi felicidad.
Pero por sobre todo, el corazón de Charlie era tan grande que nunca se atrevería a hacerle daño a nadie, incluso en el tiempo en que odió a Edward, yo sabía que no se atrevería a herirle si lo hubiera visto.
Charlie era un hombre bueno, muy bueno.
— Luego que se marchó a cumplir su misión, fue cuestión de tiempo el que mi madre se enterara de la verdad. Ella no podía aceptar que la persona que más amaba en el mundo era un mercenario. Una noche volvió, quería llevarnos a Múnich. Mi madre sacó todo el coraje que se había estado guardando y se enfrentó a él. Escuché sus gritos en la planta baja de la casa… las escaleras crujieron, pero no sonaban como pisadas de adultos. Fui a la habitación de de mi hermano, la cama estaba vacía… Los pasos eran de él… — la angustia lo superó y ocurrió algo que pensé que nunca podría presenciar, rompió a llorar con violencia. Estaba destrozado. —Mi padre… él… ¡Mi hermanito!
— Shh… tranquilo —intenté consolarlo mientras soltaba su brazo, dispuesta a abrazarle pero me alejó.
Los sollozos no pararon y yo me sentía impotente. No me gustaba ver a una persona llorar de aquel modo.
Por unos segundos pude ver sus ojos y el corazón se me rompió en mil pedazos. No eran fríos, ni maduros, tampoco estaba cubriendo sus sentimientos con una máscara. Eran sinceros, llenos de dolor. Aquellos hermosos orbes azules parecían los de un niño herido de sobremanera, con aquella tierna inocencia que los caracterizaba. Y para mí, ver a un pequeño llorar era un calvario.
No pude contener mis impulsos, me fue imposible.
Contra su voluntad, apoyé mi mentón en su hombro y rodee con mis brazos su rígido cuerpo que ahora convulsionaba violentamente. Intentó soltarse de mi agarre, pero no hice otra cosa que sujetarlo con más fuerza.
Dejó de luchar contra mí y, resignado, flexionó sus piernas y escondió su cabeza en el hueco que formaba. Gruñó cuando se aprisionó en posición fetal. Comprendí su dolor, ya lo había experimentado en carne propia.
Recordé mis días de soledad, cuando Edward me había abandonado. Me adentré en esos recuerdos y lo compadecí. No había peor sufrimiento que el de un corazón roto. Él estaba sintiendo que se deshacía, que su cuerpo se caía en pedazos y no tenía otra opción que sujetarlo.
Oh, sí. Yo sabía cómo se sentía aquello.
Unos cuantos segundos después apareció Chris y se unió a nosotros. Le pasó la mano por sus cabellos y los tironeó suavemente. Estuvimos fundidos en aquel abrazo protector por varios minutos, hasta que escuchamos el llanto cesar.
—Hey, Matty ¿Necesitas que… —intervino Christopher con la voz cautelosa, como si estuviera esperando algo maro, realmente malo.
Entonces Matt explotó. De manera brusca, nos empujó a un lado y su rostro demostraba ira. Sus ojos ya no eran los mismos, ahora estaban inexpresivos.
—¡Déjenme solo! ¡Eso es lo que necesito! —se exasperó. —No necesito que nadie me ayude, no necesito que nadie me consuele y me diga que "todo irá bien", porque ya lo he escuchado miles de veces y sé que no es verdad.
A estas alturas ya estaba gritando, su timbre de voz era demasiado alto incluso para un vampiro.
—Vamos… —insistió su hermano cuando empezó a notar que la situación se salía de control.
Unos suaves quejidos provenían del primer piso. Renesmee estaba despertando y aquí el ambiente se ponía cada vez más tenso y peligroso.
Lo miré con súplica, esperando que sus ojos hicieran contacto con los mío e intentara controlarse. También escuché los pasos de mi familia acercarse a nuestro lugar, pero les imploré que se mantuvieran lejos y a Nessie con ellos.
Cuando por fin Matt me miró, malinterpretó mi expresión.
—¡Maldita sea! Es precisamente por eso que no debía contarte nada —me gruñó. Yo estaba anonadada pues no le entendía. —Sabía que reaccionarías así, pero confié en ti.
—No sé de qué estás hablando, pero necesito que te tranquilices —le respondí sinceramente. Aún no entendía bien a qué se refería con mi "reacción"
Rodeó los ojos y maldijo al viento.
—Todos son iguales, me tienen pena. —Bufó con fastidio —Pero yo no necesito tu pena, Bella. Tengo suficiente con la de mi hermano.
No me molesté en decir ni una sola palabra porque él tenía razón, le tenía pena. Pero era inevitable, cualquier persona que estuviera en mi lugar pensaría lo mismo. Su historia era demasiado trágica cómo para dejarla pasar sin sentir nada, además no había llegado a terminarla. Y de la manera en la que se quedó, era evidente que nada bueno les esperaba.
Bajé la cabeza, avergonzada.
—Me prometí que sería fuerte, que no dejaría que nadie atravesara el muro de mis límites.
—Matt, yo nunca quise molestarte. Te juro que mis intenciones eran las mejores —aseguré, pero él parecía no creerme. —Perdóname si te hice daño entrometiéndome. Perdóname por favor, no imaginé que esto llegaría a tal extremo. Solo sentí la necesidad de conocerte para poder comprenderte mejor.
Sabía que tal vez él no aceptaría mis disculpas, pero debía intentarlo. Si le había dañado en algún sentido, debía pedirle perdón, era algo esencial para mantener mi conciencia tranquila, aunque dudaba que lo estuviera en algún momento.
Volvió a mirarme, esta vez decepcionado. Sentí mi corazón encogerse y la presión me hizo retroceder unos pasos.
Su hermano notó mi nerviosismo.
—Ella no te obligó a nada —me defendió y la culpa que me estaba consumiendo creció hacia límites insospechados.
Chris no debería defenderme ante su hermano cuando era notable que yo era la responsable. Intervine cuando estaba a punto de continuar.
—No, esto es mi culpa —admití con la mayor seriedad posible, intentando no quebrarme. — No debí dejar que continuara, era algo muy personal.
En aquel momento sentí que todos estaban al pendiente de mí, tano dentro como fuera de la casa. Cerré los ojos para aliviar la sensación, pero no lo logré, solo lo intensificó.
Temí que alguien pensara mal de mí, que me había aprovechado de la vulnerabilidad de Matthew. Luego razoné y me avergoncé de haber dudado de mi familia, ellos nunca pensarían algo así, me conocían casi al completo.
Desee tener a Edward a mi lado, así tendría alguien en quien apoyarme y soportar la culpa y la vergüenza.
—Bella, he roto muchas promesas. —Suspiró, Matt — Creí que era fuerte, pero no lo soy. —inmediatamente levanté la mirada con el ceño fruncido. Era muy machista pensar que cuando un hombre lloraba perdía toda su fortaleza, su orgullo. Quise decirle algo pero, una vez más, las palabras no salieron de mis labios. —Ya no sé quien soy…
Y dicho esto, se marchó al bosque.
Me giré hacia Christopher, que se había quedado en silencio y con el rostro descompuesto, mirando hacia la dirección en que su hermano había huido.
No pude soportar el estar en un ambiente cargado de pena y sufrimiento. Acabé huyendo al bosque como Matthew lo había hecho minutos antes. Corrí hacia mi casa y me encerré a sollozar secamente en el dormitorio marital.
¿Cómo pude haber sido tan estúpida? ¿Acaso no me habían enseñado a mantener las narices fuera de asuntos ajenos?
Fui curiosa e irresponsable y ¿Qué había ganado con eso? Le había roto el corazón al nuevo miembro de nuestro clan, prácticamente obligándolo a revivir sus días más penosos.
Por primera vez, me sentí como un verdadero monstruo.
Aquí el nuevo capítulo.
¿Querían saber un poco sobre el pasado de los Caffrey? ¡Pues aquí tienen!
¿Les gustó, les dió pena, lloraron, gritaron, odiaron al padre de Matt? ¡Cuentenmelo todo en un COMENTARIO!
Pero les aclaro, esto es solo el comienzo de la historia de estos chicos, han pasado por peores. Estaba pensando hacer un minific-diario de Matt para que sepan al completo su historia. Este es un fic Edward/Bella y quiero mantenerlo así.
¿Les gusta mi idea?