Disclaimer:
Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. La historia es de
Lynne Graham. Yo solo me dedico a adaptarla a nuestra tan amada
saga.
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Capítulo
8
Conspiración
A la mañana siguiente, luciendo junto a su
anillo de bodas el anillo de diamantes que Edward le había regalado tras la
romántica noche que acababan de pasar, Bella acabó teniendo que hacerlo todo
precipitadamente. Después desayunar en la cama y prometer a Edward que solo
tardaría media hora, revisó todo su equipaje varias veces antes de optar por
una falda lila y una blusa a juego que le parecieron más formales que el resto.
Cuando salió del dormitorio, Kaure la estaba esperando junto a una de las
sirvientas de la casa que hablaba inglés y que explicó a Bella que Kaure quería
enseñarle oficialmente la casa. No queriendo ofenderla, Bella sonrió con la
esperanza de que Edward se mostrara paciente.
Le encantaba Sonngul. Era un lugar especial,
fuera del tiempo, en el que Edward y ella habían vuelto a encontrarse sin la
intrusión del mundo exterior. Estaba admirando el maravilloso e inmenso
armario lleno de ropa de cama que le estaba enseñando Kaure cuando Edward
apareció y le dedicó una típica mirada de impaciencia masculina.
—Tenemos que estar en el aeropuerto en menos
de una hora... ¿para qué estás mirando esas sábanas?
—Kaure ha querido enseñarme oficialmente la
casa —dijo Bella en tono de censura.
Cuando pasaban junto a la zona que Edward
utilizaba como despacho, este se detuvo un momento para retirar un fax que
estaba llegando en aquellos momentos. Tras guardarlo en una carpeta que tomó
consigo, volvió a reunirse con ella.
—Si no hubiera tenido trabajo esperándome, me
habría quedado en la cama más tiempo.
A la sombra de los árboles que bordeaban el
sendero que llevaba al helipuerto, Edward dio un apasionado beso a Bella que
hizo que los sentidos de esta prácticamente se pusieran a cantar.
En el aeropuerto de Bodrum, Bella no pudo
evitar sentirse impresionada al ver el bonito jet privado que los esperaba con
el logo de MMI grabado en la cola.
—No hay duda de que sabes cómo viajar —dijo
tras el despegue, mientras contemplaba la lujosa cabina en que se hallaba y la
cantidad de espacio que rodeaba su cómodo asiento de cuero color crema.
No obtuvo respuesta de su marido y sonrió.
Edward estaba sentado frente a un escritorio que se hallaba en el lado opuesto,
con el portátil abierto y totalmente concentrado en los documentos que había
llevado consigo.
Edward no se había dado cuenta de que uno de
los faxes que había llegado aquella mañana era la respuesta del banco turco al
que había pedido información. Por tanto, al echar un vistazo a la hoja no había
entendido inicialmente por qué aparecía el nombre de Bella en ella. Pero al ver
también el nombre de James Gigandet, y muy a pesar de sí mismo, comprendió lo
que significaba.
Tenía que haber un error. Miró de reojo a
Bella, que lo estaba observando y le dedicó una maravillosa sonrisa, como si
no tuviera la más mínima preocupación en el mundo.
—Bella... —dijo, sin ninguna expresión.
Algo en su voz hizo que ella se pusiera
tensa. —¿Qué sucede?
Edward se levantó y la miró sin que un solo
músculo se moviera en su rostro.
—Debías saber que iba a averiguarlo. Por eso
te has casado conmigo, ¿verdad?
Bella frunció el ceño.
—¿Qué sucede?
Edward se apoyó contra la esquina del
escritorio mientras la incredulidad y la rabia crecían en su interior. Se lo
había puesto tan fácil... ¡No podía creer que hubiera sido tan estúpido! ¿De
verdad había creído que era él quien controlaba los acontecimientos? En cuatro
días, Bella había logrado hacerse con su anillo de bodas, quedando así a salvo
de toda amenaza.
Ya daba lo mismo lo que averiguara. Bella
podía permitirse seguir mirándolo con aquel aire de inocencia, pues sabía que
no era nada probable que él decidiera denunciar a su propia esposa. Se había casado
con una ladrona. Una ladrona mentirosa que había conspirado con James Gigandet
para robarle más de doscientas mil libras. Tomo el fax que había recibido y lo
colocó ante ella.
Bella tomó la hoja y trató de leerla.
—Pero está escrito en turco...
—Estoy seguro de que puedes leer tu nombre y
el de James —dijo Edward en tono despectivo.
Bella alzó la mirada hacia él, asustada.
—¿Mi nombre y el de James? ¿Qué es esto? ¿De dónde
lo has sacado?
—Gigandet y tú
abristeis juntos una cuenta para Marmaris Media Incorporated —dijo Edward en
voz tan baja que ella tuvo que esforzarse para escucharlo—. ¿Ya que no
adivinas qué ha pasado? Las hadas malas han pasado por el banco y, tal y como
esperaba, ¡han vaciado la cuenta!
Es cortísimo, lo se. Pero así lo quiso la autora.
No me había percatado de eso hasta ahora, cuando lo leí sabía que era corto pero ahora que lo vuelvo a leer me doy cuenta que son tan solo tres hojitas.
El martes tendrán capítulo mas largo, promesa de Bloggera!
El drama aumenta! ya se habrán dado cuenta que la confianza se ha ido de nuevo...
Ufffff...Otra vez complicaciones....Dios no se cansan....jejej...fue tan cortito el cap que me dejo con ganas de mas jajaj...
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