domingo, 30 de octubre de 2011

♥ MADMP - Capítulo 8 ♥



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Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. La historia es de Lynne Graham. Yo solo me dedico a adaptarla a nuestra tan amada saga.
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Capítulo 8
Conspiración

A la mañana siguiente, luciendo junto a su anillo de bodas el anillo de diamantes que Edward le había regalado tras la romántica noche que acababan de pasar, Bella acabó teniendo que hacerlo todo precipitadamente. Después desayunar en la cama y prometer a Edward que solo tardaría me­dia hora, revisó todo su equipaje varias veces antes de optar por una falda lila y una blusa a juego que le parecieron más formales que el resto. Cuando sa­lió del dormitorio, Kaure la estaba esperando junto a una de las sirvientas de la casa que hablaba inglés y que explicó a Bella que Kaure quería enseñarle oficialmente la casa. No queriendo ofenderla, Bella sonrió con la esperanza de que Edward se mostrara paciente.
Le encantaba Sonngul. Era un lugar especial, fuera del tiempo, en el que Edward y ella habían vuelto a encontrarse sin la intrusión del mundo exterior. Estaba admirando el maravilloso e in­menso armario lleno de ropa de cama que le esta­ba enseñando Kaure cuando Edward apareció y le dedicó una típica mirada de impaciencia masculi­na.
—Tenemos que estar en el aeropuerto en menos de una hora... ¿para qué estás mirando esas sábanas?
—Kaure ha querido enseñarme oficialmente la casa —dijo Bella en tono de censura.
Cuando pasaban junto a la zona que Edward utili­zaba como despacho, este se detuvo un momento para retirar un fax que estaba llegando en aquellos momentos. Tras guardarlo en una carpeta que tomó consigo, volvió a reunirse con ella.
—Si no hubiera tenido trabajo esperándome, me habría quedado en la cama más tiempo.
A la sombra de los árboles que bordeaban el sen­dero que llevaba al helipuerto, Edward dio un apasio­nado beso a Bella que hizo que los sentidos de esta prácticamente se pusieran a cantar.
En el aeropuerto de Bodrum, Bella no pudo evitar sentirse impresionada al ver el bonito jet privado que los esperaba con el logo de MMI grabado en la cola.
—No hay duda de que sabes cómo viajar —dijo tras el despegue, mientras contemplaba la lujosa ca­bina en que se hallaba y la cantidad de espacio que rodeaba su cómodo asiento de cuero color crema.
No obtuvo respuesta de su marido y sonrió. Edward estaba sentado frente a un escritorio que se hallaba en el lado opuesto, con el portátil abierto y total­mente concentrado en los documentos que había llevado consigo.
Edward no se había dado cuenta de que uno de los faxes que había llegado aquella mañana era la respuesta del banco turco al que había pedido informa­ción. Por tanto, al echar un vistazo a la hoja no ha­bía entendido inicialmente por qué aparecía el nombre de Bella en ella. Pero al ver también el nombre de James Gigandet, y muy a pesar de sí mismo, comprendió lo que significaba.
Tenía que haber un error. Miró de reojo a Bella, que lo estaba observando y le dedicó una maravillo­sa sonrisa, como si no tuviera la más mínima preocupación en el mundo.
—Bella... —dijo, sin ninguna expresión.
Algo en su voz hizo que ella se pusiera tensa. —¿Qué sucede?
Edward se levantó y la miró sin que un solo múscu­lo se moviera en su rostro.
—Debías saber que iba a averiguarlo. Por eso te has casado conmigo, ¿verdad?
Bella frunció el ceño.
—¿Qué sucede?
Edward se apoyó contra la esquina del escritorio mientras la incredulidad y la rabia crecían en su in­terior. Se lo había puesto tan fácil... ¡No podía creer que hubiera sido tan estúpido! ¿De verdad había creído que era él quien controlaba los aconteci­mientos? En cuatro días, Bella había logrado hacerse con su anillo de bodas, quedando así a salvo de toda amenaza.
Ya daba lo mismo lo que averiguara. Bella podía permitirse seguir mirándolo con aquel aire de inocencia, pues sabía que no era nada probable que él decidiera denunciar a su propia esposa. Se había ca­sado con una ladrona. Una ladrona mentirosa que había conspirado con James Gigandet para robarle más de doscientas mil libras. Tomo el fax que había recibido y lo colocó ante ella.
Bella tomó la hoja y trató de leerla.
—Pero está escrito en turco...
—Estoy seguro de que puedes leer tu nombre y el de James —dijo Edward en tono despectivo.
Bella alzó la mirada hacia él, asustada.
—¿Mi nombre y el de James? ¿Qué es esto? ¿De dónde lo has sacado?
—Gigandet y tú abristeis juntos una cuenta para Marmaris Media Incorporated —dijo Edward en voz tan baja que ella tuvo que esforzarse para escuchar­lo—. ¿Ya que no adivinas qué ha pasado? Las hadas malas han pasado por el banco y, tal y como espera­ba, ¡han vaciado la cuenta!
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Es cortísimo, lo se. Pero así lo quiso la autora.
No me había percatado de eso hasta ahora, cuando lo leí sabía que era corto pero ahora que lo vuelvo a leer me doy cuenta que son tan solo tres hojitas.
El martes tendrán capítulo mas largo, promesa de Bloggera!
El drama aumenta! ya se habrán dado cuenta que la confianza se ha ido de nuevo...

1 comentario:

  1. Ufffff...Otra vez complicaciones....Dios no se cansan....jejej...fue tan cortito el cap que me dejo con ganas de mas jajaj...

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