Epílogo
Veinte meses después, en Sonngul, Bella dejó
a su hijo Anthony de cuatro meses en la cuna.
Anthony acababa de empezar a dormir más o menos
seguido, y Bella sonrió al recordar a Edward saltando aún más rápidamente que
ella de la cama para acudir junto a él cuando lloraba.
Apenas podía creer que ya llevaba un año y
ocho meses casada. El tiempo había volado porque nunca había sido más feliz en
su vida. Sin embargo, cuando Edward y ella volvieron de su luna de miel se
quedaron anonadados al enterarse de la repentina muerte de James Gigandet en un
accidente de coche. Al parecer, cuando sucedió estaba bebido.
A pesar de todo lo sucedido, Alice no pudo
evitar sentirse desolada al enterarse de su muerte. Sus hijas habían visto tan
poco a su irresponsable padre tras el divorcio que superaron su pesar en un
tiempo relativamente corto. Edward trató de persuadir a Alice para que le
permitiera comprarle una casa más grande, pero ella se negó. Había trabajado
mucho para mantener a flote la agencia de viajes y quería que el resultado de
su esfuerzo se viera reflejado en la compra de una nueva casa a la que ir a
vivir con sus hijas y su padre.
Bella volvió la cabeza al oír que se abría la
puerta del dormitorio. Edward entró con la chaqueta al hombro y la corbata ya
aflojada. Sus ojos brillaron mientras se detenían en el vestido de noche color
agua marina que Bella llevaba puesto.
—Estás deslumbrante.
—Es muy fácil impresionarte —bromeó Bella.
—Nada de eso. Cuanto más te miro, más convencido
estoy de mi suerte —dijo Edward mientras entraba en la habitación contigua,
donde Anthony dormía siempre que estaban en Sonngul—. Prácticamente lo estamos
viendo crecer —dijo orgulloso—. Va a ser tan alto como yo.
Bella lo miró desde el umbral de la puerta y
rió quedamente.
Edward se volvió a mirarla.
—¿De qué te ríes?
—Dudo que Thony haya crecido mucho desde que
te has ido esta mañana.
Edward se acercó a ella y la rodeó por la
cintura con los brazos.
—Puede ser que sí lo haya hecho —dijo,
testarudo, mientras avanzaba con ella hacia la cama—. Pero supongo que no es
muy probable —concedió.
Ella se dejó caer en la cama y tiró de él
para que la acompañara.
—Odio tener que dejaros a Anthony y a ti
cuando estoy aquí —dijo Edward con voz ligeramente ronca—. He decidido que voy
a instalar un despacho más completo para poder atender todos los asuntos desde
aquí.
—Me parece una gran idea.
Una devastadora sonrisa curvó los labios de
Edward.
—Tengo mis momentos, güzelim.
Bella le dedicó una sonrisa traviesa. —Casi
todos los días... —susurró—. ¿Por qué crees que te quiero tanto?
Edward sonrió y le dedicó una mirada
perdidamente enamorada.
—Yo te adoro, y lo sabes.
Por supuesto que Bella sabía que era amada,
pero se sentía especialmente bien porque la confianza y la seguridad se habían
sumado a su felicidad.
Buscó la boca de Edward con sus labios y se
rindió al placer de su mutuo amor.
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Cortito pero tierno.
Este pequeño epílogo sella esta hermosa historia, que nos ha cautivado por varias cosas, desde el amor eterno hasta el resentimiento, desde la pena hasta la reconciliacion y como siempre desde el drama hasta el romance.
Al menos para mi ha sido así. Nos vemos pronto con otra historia!
Como
este es el final, me gustaría sellarlo con sus opiniones. Anímense!
regalenme sus hermosas palabritas sobre sus momentos favoritos de la
historia.
Hola Mar!!!!!!! Have muchisimo que no comento y no sabes cuanto lo siento :( pero te queria decir que los capitulos que pones los leo todos no hay que me pierda me encantan tus historias!!! Me gusto mucho mas alla de mis pensamientos ¿No le quieres hacer una segunda parte? jajaja es que me encanto!!! Espero que ya allas visto Amanecer estuvo increible la peli!!! Te mando un beso enorme cuidate muchisimo!!! Publica pronto me muero por leer el proximo capitulo!!!!
ResponderEliminarMe gustó mucho esta adaptación.
ResponderEliminarGracias